lunes, 24 de noviembre de 2008

Ecos de Avalancha

Creo que fue en 1998. Podría mirarlo, pero así suena más como una historia casi legendaria de algún viejecillo. Los Héroes hacían lo que en su momento parecía una despedida y Bumbury entre tantos delirios, imitando estúpidamente la forma de hablar latina, sudamericana o como quiera llamarlo cada cual, después de tocar Avalancha, anticipaba el final de su concierto pronunciando estas palabras:
“Eso es todo amigos, hasta siempre. Que os vaya bonito”
Como tantas cosas en mi vida, seguramente dijo eso como podría haber dicho cualquier otra cosa, pero yo lo he mitificado en mi interior como si fuesen palabras sagradas.
Escuchando esto, yo miraba por la ventana del tren, con la mirada perdida, sin ninguna esperanza de que el paisaje pudiese formar parte de mi en ningún momento ni que tuviese la capacidad de sorprenderme. Una imagen desgastada, aunque no sabría decir si por mis ojos o por sí misma. Al escuchar esas palabras me estremecí, porque entendí muchas cosas. Si hubiese dicho “que os vaya bien” o “que os divirtáis” o cualquier otra cosa salvo “bonito”... pero no fue así.
Es difícil de explicar, pero en ese momento sentí que valía la pena caminar por la vida aun teniendo que llevar todo el peso del mundo encima. Fue una especie de revelación que insinuaba de alguna forma que lo que de verdad tiene valor no es disfrutar o que todo salga bien, lo admirable es rendirse al propósito estético que trazan nuestras vidas, aunque no seamos capaces de ver semejante cuadro y día tras día condenemos nuestras cargas. Supongo que es tarde para descubrir que esas cargas forman parte de lo que somos, pero para cuando eso no sea suficiente, confío en tener este nuevo refugio.

martes, 14 de octubre de 2008

Here comes your man

Cuando en 1989 parecía que la psicodelia había fundido ya del todo la creatividad de los artistas más estridentes, The Pixies sacan el Doolitle, un disco que con otro sonido podría pasar por Pop Rock usual, sin tener en cuenta las crípticas letras. Pero es ese “pasado de tuercas” lo que le hace ser tan especial.
Siempre me ha hecho gracia la canción de “Here comes your man” porque parece compuesta en un momento de bajón o en el que el efecto de algo se superpuso al de otro algo, cancelándolo como si de anti-materia se tratase y dejando tras de si una explosión de energía que es esa canción. Sonido limpio, coros femeninos con una voz de lo mas dulce y esperanzador...
Estaba yo sediento, hambriento y con la sensación de que nada de lo que me rodea puede satisfacerme, viendo alguna comedia con una risa seca de necesidad.
La melodía fresca y veraniega de esta canción me vino a la cabeza completamente fuera de contexto, hablándome de una larga espera y recordándome que podría tener reciente la sensación de estar en cualquier otra parte, más deseable que mi mazmorra, que podría guardar la huella de días largos y cálidos cuando no tener ninguna preocupación no sería motivo de alivio.
Pero lo que ven mis ojos, el aire rancio que respiro, no está mas que saturado en mi memoria para dejarme entender que simplemente, no es así.

lunes, 6 de octubre de 2008

Más vale solo que mal acompañado

Hoy según se llenaba el autobús esta mañana, intentaba evitar el disgusto de pensar que era lunes preguntándome cómo se sentiría una hamburguesa sabiendo que una vez fue algo compacto, íntegro, con forma y carácter propio pero se había esparcido mezclándose con otros cachos de carne para un final ciertamente desagradable. También me di cuenta que por otro lado, otros fragmentos de su ser estarían pensando lo mismo en otra hamburguesa y además, el resto de la hamburguesa a su vez pensaría que también una vez fue otro ser íntegro. La conclusión es que hay demasiados pensamientos redundantes entre la carne picada.
Mientras tanto, el autobús se llenaba hasta que en su límite de ocupación alguien se sentó conmigo. Tengo la sensación de que no soy un compañero de asiento agradable para el pasajero medio porque siempre mi vecina butaca es de las últimas en ocuparse. No tengo muy claro por qué. Parece ser independiente de si voy bien vestido o desarrapado, si tengo el morro torcido o una espléndida sonrisa, si leo o miro por la ventana…
Me gusta contemplar a la gente según entra y va mirando los sitios y sus ocupantes para decidir dónde se va a sentar. La gente busca:
a) ¿Un sitio cualquiera?
b) ¿Su plaza fija?
c) ¿Alguien que parezca contento?
d) ¿Alguien con buen aspecto físico?
e) ¿Alguien del sexo opuesto?
f) ¿Alguien bien vestido?
g) ¿Alguien de apariencia saludable?
h) ¿Alguien que tenga pinta de no oler mal?
i) ¿Alguien que no rebose de su asiento?
j) ¿Alguien de su misma raza?
Aunque preliminarmente, existen preferencias de zona puesto que la parte trasera es donde se supone que están los muchachos y los inmigrantes, mientras que las señoras de lo más alto de la clase media se sientan en las primeras filas como si se tratase de la cola de la pescadería.
Lo cierto es que a pesar de realizar el estudio cada mañana, sigo sin tener conclusiones claras. El estudio de zona parece cumplirse, pero más allá es un misterio. Personalmente, soy de plaza fija cuando el autobús está vacío, si no procuro sentarme lo más cerca de la puerta en la primera parte del autobús prefiriendo alguien que no invada mi asiento, que no huela mal, que no parezca tener intención de cotillear y preferiblemente de 30 a 40 años. También ligera preferencia por compañía femenina, salvo la discreción, generalmente, se ajustan mejor al perfil.
Volviendo a mi hamburguesa, me doy cuenta de que mi instinto augura una escasez de alimentos como única explicación a mi hambre insaciable y en ese instante, un señor mayor y corpulento, me hace compañía a falta de otra plaza libre. Lo malo del sujeto que ya está sentado es que no puede elegir con quien se sienta. Este individuo en concreto era extrañamente desagradable. El exceso de grasa siempre me ha producido un rechazo natural, pero lo sorprendente es que a pesar de mi pésimo sentido del olfato, podría reconocer la mezcla del olor a tabaco y a esa colonia de viejo imponente que te paraliza, no por su esplendor, si no porque esa divina fragancia estrangula el sistema nervioso. Desafortunadamente, conozco bien esa colonia. Por eso me veía en perfectas condiciones de imaginarme qué clase de hombre llevaría un pantalón fino con una camisa horrible, esa colonia en grandes cantidades y medio kilo de humo pegado a la ropa.
Lo único que está claro es que hay demasiada gente rodeándome por las mañanas y que más vale solo que mal acompañado.

jueves, 2 de octubre de 2008

Suena "Take me somewhere nice"

Hoy llevo un día que me da la sensación de estar poniendo a prueba mi ánimo. Ayer perdí los nervios y hoy a base de tranquilizantes creo que voy a terminar anticipando la fase depresiva de mi ciclo anímico.
Todo esto, ¿Por qué? Digamos por ejemplo que a pesar de la noticia de tener un horario terrible, te regalan un par de clasecitas las dos primeras semanas de 8 a 10 de la tarde/noche cuando a la mañana siguiente tienes que levantarte a las 7 es suficientemente desagradable como para encabronarse, si para colmo el profesor llega un cuarto de hora tarde y encima para terminar la clase te retiene ahí haciéndote perder el autobús y llegar a las mil a casa provoca que quieras comerte al primero que se cruce en tu camino sin tener muy claro si es por hambre o por liberar almas humanas.
Una vez más toca alimentarse a base de bocadillos, el tiempo libre es tiempo muerto y el de estudio insuficientemente eterno.
Como terapia de hoy: Black brick road de Lake of Tears , por no escuchar el Forever Autumn, un disco precioso para el día en el que te guarden en una caja. Por otra parte Come clarity de In Flames, que tampoco dicen nada alegre y finalmente Rock Action de Mogwai para escribir esto con total tranquilidad, para no mentar a toda la familia del simpático que me tuvo lejos de mi refugio más de la cuenta.
Por lo demás… al planificarme este cuatrimestre intento evitarme preguntar si va a pasar algo bueno. Digamos que las expectativas son agridulces, demasiados altibajos y “no hay mal que por bien no venga” y ese deseo de ver el mundo entero en llamas.

Es curioso porque el otro día oí a alguien decir algo como “es que el mundo se va a acabar y ¿qué voy a hacer yo?” probablemente solo fuese un comentario intrascendente, pero yo sigo dándole vueltas sin consolidar ninguna interpretación. ¿Exceso de optimismo? ¿Un ego absoluto? ¿Ingenuidad? ¿Una frase extrañamente formulada queriendo transmitir la intención de evitar tal desastre sin saber cómo? Ni idea, pero lo cierto es que me gustaría verlo. Simple curiosidad.
Han pasado tantas cosas últimamente… cuando me encierro en la habitación parece como que el mundo deja de girar y en cierto modo no es tan falso porque cuando sales todo sigue ahí. Quizás sea como cuando te hablan de cosas de las que no tienes ni idea como “esta raqueta de tenis es mucho mejor que esta otra…” ¿Qué me estás contando?, sería distinta si estuviese hecha de papel. La indiferencia por el resto evita reparar en detalles o cambios. También se puede decir que para desgracia de nadie, he simplificado mi vida a niveles insospechables. ¿Lo extraño? Evidentemente, que no desaparecen las complicaciones.
Pues eso es todo y mañana seguiré diciendo chorradas hasta que tenga algo inteligente que ofrecer al mundo.

domingo, 24 de agosto de 2008

Bienvenido a casa

La reacción del cuerpo cuando después de pasar un buen rato por ahí toca volver a casa a eso de media noche siempre es la misma. Todo se mueve despacio, el metro nunca llega, la gente que te rodea tiene una estúpida exaltación que no compartes y tus energías parecen difusas recordando los momentos que acabas de dejar atrás. Prácticamente arrastrándote, vuelves a casa sin ganas de nada.
En el trayecto, procuras buscar el rincón más apartado y solitario hasta que unos indeseables te invaden y incordian con sus molestas voces y risistas. ¿Qué pasa? ¿No teníais otro sitio? Lo peor de todo, es la ultima moda de los seres más despreciables, en cuanto a civismo cotidiano se refiere, y ponen su ridícula música con el móvil. Resulta que la tecnología también sonríe a la falta de decoro. Porque si un grupo de imbéciles se pone a contar historias sin sentido y así se divierten, pues tranquilamente te jodes y piensas en otra cosa (más que nada porque uno, aunque con más educación, también molesta en ocasiones), pero cuando tienes que aguantar a alguien así de anormal, tu mente sólo se centra en invitar al sujeto a utilizar la estupenda función vibratoria del aparatito mientras se lo introduce por su orificio más intimo.
Afortunadamente, anoche sucedió que en un intento de amargarme el trayecto, según detectaba el acecho de un grupo de estos incordios, me adelanté subiendo el volumen del mi música y según se disponían a contaminarme, yo escuchaba un interesante duelo entre saxofón y guitarra que parecía doblar sus voces. No estaban perfectamente sincronizados, pero diría que he visto Playbacks peores. En cualquier caso, todo el odio natural que desprendía hacia los intrusos, mutaba en una graciosa simpatía de ver un espectáculo en directo tan esperpéntico nacido del contraste entre la maravilla que entraba por mis oidos y sus desfiguradas caras lejanamente parlantes.
Así una buena velada, no tuvo el final amargo que solía acompañar.

martes, 19 de agosto de 2008

Algo sobre Santana

Hoy en vez de contar mi vida, voy a argumentar lo que considero el mayor fraude musical que conozco. Realmente, no es que me de por criticar así sin venir a cuento, ha sido por una conversación sobre el sujeto que me dispongo a describir, pero sólo me voy a centrar en la cuestión.
Los que conozcan a Santana por lo típico que han oído en la radio y tal dirán “este atontado no se estará equivocando de Santana...” no, negativo. Carlos Santana es el parásito más peligroso infiltrado entre los músicos. Todos sabemos que domina la guitarra, pero ¿hasta donde llega su talento?
Cuando la gente dice que si los de Operación Triunfo, por ejemplo, no tienen nada de talento porque cantan con mayor o menor mediocridad temas que todos conocemos y si tienen suerte les pasan 12 cancioncitas para hacer íntimamente suyas, entendemos que el arte de la música, reside, o cuanto menos, crece, en la dura tarea de componer. Algo que actualmente y sobre todo en la música más popular, está completamente ensombrecido por la cara bonita o en su defecto embellecida de no-se-quién.
También, pero en casos contados, se reconoce el mérito de intérpretes, en su mayoría cantantes por hacer algo realmente excepcional, como por ejemplo puede ser Whitney Houston (sin entrar en si es la mejor voz de la historia, es un ejemplo) que no ha compuesto una canción en su vida, pero, ¿a quién no se le ponen los pelos de punta con canciones como “I have nothing”? Por otro lado tenemos a Herman Li (Guitarrista de Dragonforce), que después de más de 15 años sin hacer otra cosa en la vida que tocar la guitarra, nos deja la boca abierta y la lengua colgando.
La conclusión es que Santana, no tiene nada de extraordinario, toca la guitarra como miles de personas y sin embargo le pasan las mejores melodías y tiene colaboraciones de muchos artistas. Yo me pregunto ¿Por qué? Pues la respuesta, aunque no sea justificante, es porque abrió para Hendrix en Woodstock y tocó un solo que impresionó al zurdo y porque estuvo persiguiendo a Fleetwood Mac no se cuanto tiempo.
De hecho, cayó en el olvido durante mucho tiempo sacando infinidad de discos que nadie ha escuchado ni quiere escuchar hasta que decidió sacar su disco Supernatural, que incluía una canción con Maná, que era uno de los grupos del momento. Así le llovieron de nuevo los dólares y la fama. De paso, comentar que la mejor canción de ese disco, “Put your lights on”, ha pasado inmerecidamente desapercibida porque es sublime.
El caso es que mientras la gente siga pensando que “oh Santana” y que es un músico que merece respeto, seguirá aprovechándose de todos los cantantes y compositores que pueda. Pensadlo cuando veáis el Abraxas entre los mejores discos de la historia o, más probablemente, lo escuchéis por la radio.

martes, 12 de agosto de 2008

Lo profundo en profundidad

Lo primero de todo, desmentir los rumores de que me he perdido en el bosque en un intento de escapar de mi prisión ermitaña. Los días cada vez se hacían más largos, pero yo tenía presente mi regreso en todo momento para suavizar mi angustia.

Si algo he aprendido en este viaje, es que el que escribió Heidi no tenía ni puta idea de lo que es estar atrapado en una montaña. Ni abuelito, ni mofletes colorados ni qué gustirrinín me da ahí abajo mientras corro por la pradera. Habría que ver donde se ha documentado el trastornado ese, pero me apuesto las pilas usadas del mando a distancia de la tele a que ese no ha salido de la ciudad y esas historias se las ha contado su abuela relatando sus buenos tiempos juveniles en la cena de Navidad. Normal que le parezca superexótico y maravilloso. Yo le abriría un expediente por crear falsas impresiones a la sociedad.

Para avisar a potenciales víctimas del aislamiento, tendría que hacer un manual de cómo pasar los ratos libres allí arriba. Había momentos tan desesperados que me ponía a barrer. Por cierto, es genial estar en la cocina y tirar las sobras por la ventana, abono para las plantas. La mejor sensación que he tenido en dos semanas ha sido comerme una pera. Tan dulce y carnosa que me alegró el día por completo (estoy hablando literalmente de una pera, de las que no da el olmo). Afortunadamente, por decir algo, la casa no ha llegado aún a su culminación, sobre todo el jardín tiene muchos arreglos pendientes. Esos eran mis mejores momentos: llevar piedras de un sitio a otro para hacer un caminito, alisar el terreno con pico y pala, ese sentimiento de me estoy dejando los riñones y no me pagan... era algo mas bien como - “Hijo, ¿Prefieres seguir estudiando o cavar un poco?” Mi interior sugería inmediatamente -¡¡¡Maaaanos a la obra!!! y efectivamente, ahí estaba yo de rodillas removiendo y buscando entre la tierra restos de la obra para que puedan crecer las plantitas de los cojones. Menuda delicadeza. Luego los de ciudad somos finos... de todas formas esos excesos físicos compensaban los excesos gastronómicos porque me he traído 2kg incorporados en estos días. Con los esfuerzos, algún gramo será de fibra. Se come muy bien pero además que lo de quedarse insaciado debe ser algo terrible para el asturiano medio. Todo tan abundante que incluso los sobres de azúcar contienen 10g en lugar de nuestros habituales 8.

Pero no os creáis que allí no saben divertirse. Justo se celebraba el descenso del Sella y lo de las barquitas esta muy curioso ahí todos expectantes a ver que tal se echan al agua. Ni que fuesen gatos. En fin, que el folclore daba rienda suelta a esa noche. Miles de personas acampadas por todas partes, a los lados de las carreteras, en los jardines de los vecindarios... cualquier superficie valía y todos ellos dispuestos a pasarlo bien y claro, mi escuadrón no iba a ser menos. Total, que nos encontramos en medio de la juerga máxima y aproximadamente a los 10 minutos nos damos cuenta de que no pintamos absolutamente nada. Menuda decepción, tanto tiempo esperando las fiestas para que el resumen de la noche sea “como han cambiado las cosas”, “esto no era así antes”...

Lo cierto es que estaba aquello un poco mal organizado, la gente en vez de ir al pueblo se quedaba por el camino en la oscuridad (no es como aquí, que tenemos farolas) y con un predominio de jóvenes de unos 25 años, sólo vi una pareja que parecían más desfasados que nosotros, señor y señora jubilados en su paseo de antes de ir a dormir. Mi escuadrón se sorprendía de que no hubiese nada de “entretenimiento”, como una típica banda tocando. Les informé de que actualmente, el entretenimiento viene embotellado pero ante su negativa a aceptar mi respuesta, les pregunté qué esperaban exactamente de la generación cuyo himno es “hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual”. Ante una segunda negativa, les dejé descubrirlo por ellos mismos. Yo no soy fanático de ese tipo de diversiones, ni mucho menos, pero me sentía totalmente asqueado de estar de paseo con papi como cuando tenia diez años mientras todos estaban en su salsa.

Finalmente, el regreso fue como una escalera al cielo. Me quedaba yo en el hogar, al que a partir de ahora respetaré mucho más que cuando me consideraba nómada y me libraba temporalmente de Dad Vader, que se tomaba unas vacaciones. Pues mira, no, chico, no. Decide quedarse y mantener mi clausura pero encima con el calor que hace aquí y en un espacio reducidísimo. Además como ha renunciado a sus vacaciones, esta modo encabronado – on. Aprovecho para hacer especial mención a los dos mariquitas que esperaban mi regreso y lamento que nos dejen sin plan. La verdad es que después de toda una vida haciendo lo que me ha dado la gana, no se a qué viene esto... reconozco que la situación es ligeramente crítica pero aquí están sacando las cosas de quicio.

Para colmo llevo tres días sin poder dormir (encima la noche de hoy, sin agua) y empiezo a tener la cabeza en otro sitio. Fue divertido una noche allí en vela que de pronto veo una inmensa luz atravesando la ventana y barnizando todas las sombras y figuras deslumbrándome a las 4 de la mañana. Lo primero que pensé fue “¡¡¡Un OVNI!!!” (en serio lo pensé) pero mi decepción llegó cuando de un salto me asomé a ver que había ahí fuera y era un coche nada más. En mi ranking de sucesos probables, tenía mejor puesto la invasión alienígena que algún desorientado por esos parajes.

Eso es todo por ahora, seguiré luchando como el pez que nada contracorriente y muere electrocutado.

miércoles, 23 de julio de 2008

39570

39570 es el número de mi cupón de la ONCE para este viernes. Es el primer cupón que he comprado en mi vida y lo he hecho porque he tomado la decisión de participar en el sorteo todas las semanas. Lo cierto es que tome esa decisión antes de consultar los premios y echar unas cuentas.


Veamos:

2,5 € al Reintegro:
No esta mal, un 10% de probabilidades de no perder.

6 € a las Dos últimas cifras:
Ya se va reduciendo a un 1% y el premio no me da ni para merendar. Casi me sentiría mala persona aceptándolo, pensaría ¡Qué injusto es el mundo!

60 € a las Tres últimas cifras:
Esto ya lo voy viendo bastante negro porque es un 0.1%. Pero es reconfortante pensar en que esos 60€ podrían ser míos para... ¿mis gastos de un fin de semana?

600 € a las Cuatro últimas cifras:
Vale, ya reconozco que se me ponen los dientes largos. Lo malo es que hemos bajado una unidad hasta un 0.01%. ¿Qué haría con el dinero? Meterlo en la cuenta y hacer apuestas a ver quien acierta cuánto me dura. Así, aumentaría mis beneficios. Siempre hay que mirar más lejos.

35.000 € a las Cinco cifras:
0.001% es lo que en ingeniería calificamos como despreciable. De hecho, los errores admisibles son del 5% mas o menos. En otras palabras, que hemos perdido la batalla pero hace rato. Sin embargo, el premio aunque no me resolvería la vida, me daría un margen temporal bastante amplio. Pero vamos profundizar un poco en el asunto: El cupón es semanal, con la probabilidad citada anteriormente, seguro que este viernes no me toca, pero lo que nadie me puede negar es que participando semanalmente ¡dentro de 100000 semanas, habré ganado seguro! Es un chollo. Lamentablemente, aunque soy un chico sano, mi esperanza de vida no alcanza esas 100000 semanas, que equivalen a 1918 años, aproximadamente. Eso si, si Jesús con aquello de resucitar se dedicase a la ONCE, ahora seria rico. Aunque tampoco seria necesario, porque ya tiene a la Iglesia y por otro lado, nadie permitiría que ganase porque a ver cómo demuestra que no ha hecho trampas.

6.000.000 € a las Cinco cifras más serie:
Sinceramente, esto ya ni lo calculo porque para empezar no se ni cuantas series hay, pero es que aunque fuesen dos, ya perdería la esperanza de ganar. Eso si, como me toque, aquí os voy dejando la despedida porque desapareceré más rápido que la nieve en el desierto.

Después de todo esto, ¿Por qué me ha dado por jugar? No tengo respuesta, no se si es una nueva necesidad de mi espíritu materialista o si simplemente quiero algo de ilusión como dicen en el anuncio. Quizás solo lo haga por los invidentes. Puede que sencillamente he perdido la esperanza y quiero probar a ver si me lo dan todo hecho.

Tengo intención de recorrerme todos los puestecillos cercanos a mis rutas habituales a ver quién considero que merece más la ayuda y que me cuente su vida así con confianza, me gustaría poder empatizar con ellos. Me faltan muchas dosis de realidad.

martes, 22 de julio de 2008

El Vengador Toxico

No es lo que parece.
Estaba yo viendo dicha pelicula pensando que no hacia correcto uso de mi tiempo pero sin evitarlo. Pensaba en lo ridiculo que resultan las peliculas de los 80 y 90, cosa que no pasa por ejemplo con las de los 60. Sobre todo ayudan los actores de doblaje y la estupida estetica que para ellos era tan moderna. La forma de hacer planos a las macizorras con sus tipicos peinados y la mania de llevar ropa que les alarga el culo como si fuese un (tambien extinto) Boomer.
El vengador toxico es un tipo extrafuerte de unos dos metros con un mayot rosa con lunares y volante lila incluido. A pesar de su disfraz de pescado podrido por debajo de su femenina indumentaria, es un buen tio y le va aquello de salvar a la gente. Total, que entran unos pintas a un fast food mexicano con intencion de salir con los bolsillos llenos y nuestro vengador les da una buena leccion. Lo realmente divertido es que a uno de ellos le agarra del cuello, le tumba en una encimera de la cocina, le echa leche en la boca, luego helado, sirope de chocolate, nata y culmina con una guinda. No parece lo tipico que haces en una pelea. Sobre todo si finalmente, le metes el batidor electrico en medio del pastel y lo enciendes, esparciendo el postre junto con cachitos de lengua y mucha salsa roja por todas partes. Por alguna razon vi esta escena 4 o 5 veces, pero considere que ya habia visto suficiente vengador toxico para el resto de mi vida (miento, busque a ver si habia alguna otra escena de interes pinchando aleatoriamente por la barra de progreso). El caso es que este tipo de cosas le hacen a uno pensar. ¿Cual es la intencion de este tipo de cine? ¿Hay algun tipo de moraleja como "no te metas con el tio patetico de clase porque se convertira en un superbicho y te sacara las tripas"? ¿Sera una metafora sobre algun proposito mayor? Algo que tenga que ver con el origen de la especie humana y sus raices lejanamente anfibias. No lo se, pero al menos tiene gracia.

Locus Amoenus

Ahora mismo y desde hace tres días, me encuentro en un habitáculo de unos ocho generosos metros cuadrados equipados con una cama, conjunto de silla y mesa sin barnizar (lo cual produce una desagradable y antiestética erosión en la piel) y una ventana con vistas a un sinfín de árboles, montañas, caballos, nubes, piedras, montes recubiertos de una espesa capa de vegetación verdosa… además de diminutos y molestos insectos. Yo añado mis efectos personales, una maleta llena de ropa que no ha visto la luz y unos 20kg de papel que acumulan la sabiduría que debo absorber.
Esta es la causa de mi circunstancia. Mi fracaso académico requiere una solución drástica y mi padre ha recomendado (sin ofrecer alternativa, eso también es cierto) despojarme de mis queridas posesiones y entorno personal (lo que cualquier otra persona llamaría amigos, pero últimamente no estoy seguro de que sea el término adecuado para mis relaciones sociales) enclaustrándome en un ambiente ideal para el estudio: La nada.
Por ello, pusimos rumbo a su casa de Asturias. Yo pensaba que iba a sufrir toda su ira hacia el mundo materializada en mi incompetencia como estudiante, pero pronto me di cuenta de que quizás era cierto que el campo elimina el estrés, armoniza el alma y todos esos milagros que hace la madre naturaleza. Personalmente no entiendo mucho de esos flujos de energía de Gaia, soy más de los deshumanizados autómatas urbanos.
Para el camino, hice una cuidadosa selección de música que por supuesto no incluía ninguna canción heavy. Todas eran canciones felices y tranquilas (en cuanto mi colección lo permite). Lamentablemente, solo disponía de un CD, tuve que condensar en unas 18 canciones todo lo necesario para el trayecto. Empecé con Rock alternativo animado y suave de la última década, con una transición al pasado remoto y olvidado separado por “Tranquilize” de The Killers con Lou Reed. ¿Qué mejor canción para apelmazar el pasado con el presente que una canción que tiene ambos elementos? Además, este tema particularmente me parece estremecedor y conociendo a mi padre, supuse que le encantaría como otras canciones que le gusta escuchar una y otra vez sin parar. Sin embargo, no me pude imaginar que la pasaría de largo y se fijaría en “Twist in my Sobriety”. Me gusta esa canción, pero si de por sí se hacen largos sus casi cinco minutos, saborearlos una y otra vez es desesperante. Lamentablemente, era la única canción que le resultaba familiar del disco y no quería perder esa vieja sensación de sus oídos. Yo intenté desviarle diciéndole “¿y has oído alguna vez esta canción?” contándole la historia de todas. Él tenía una razón para desechar cada una de ellas. Resulta que una de las cantantes de Heart tiene voz de rata en “Crazy on you”, “The hand that feeds” de NIN es heavy metal (luego con media sonrisa, reconoció que no), En “Bang, bang” canta Nancy Sinatra, que su único mérito fue aprovechar la grandeza de su padre, además que según él, “Bang, Bang” la cantó Cher originalmente y, por cierto, mucho mejor. Diría que en caso de existir, Cher sería quien versionó el tema y dudo que con mejor resultado. Aunque mi primera apuesta sería que todo forma parte de su imaginación. En cualquier caso, lo tengo pendiente de comprobación. Sin ánimo de dilatarme con este asunto, pasamos ratos hablando de una y otra canción, el intentando escuchar de nuevo la misma canción y yo pasándola de largo.
Adentrándonos finalmente en Asturias yo veía con cierta frecuencia cartelitos indicativos de que nos encontrábamos en no-se-que pueblo y acto seguido el correspondiente con una diagonal roja que casi nos dejaba nostálgicos de haber finalizado nuestra visita.
Tras pasar varios así, le pregunté a mi padre si todos esos pueblos tendrían su correspondiente Alcalde. Efectivamente, siempre tengo presente mis planes de conquistar el mundo, aunque sea con un comienzo tan humilde como ese. Ya lo tenía todo planeado, lo primero que haría sería dotar al pueblo de una oficina de turismo de la que me encargaría personalmente. La visita sería algo como “muy bien, tienen una casa a la izquierda y otra a la derecha. No hace falta que miren adelante ni detrás porque no hay nada”. De hecho, diría que el mayor atractivo turístico es la oficina de turismo en sí misma. La construiría con elegancia campestre, suelo de madera crujiente y cuidaría minuciosamente su decorado interior, por no hablar de lo gratificante que resultaría mi compañía a los visitantes. Contaría historias sobre las brujas que escaparon de Galicia y se refugiaron en esas tierras, a las que por supuesto, pertenecía mi familia desde hace generaciones (sin especificar si me refiero a las tierras o a las brujas, la clave es el misterio). Esto lo haría señalando un elaborado árbol genealógico colgado en la pared detrás del mostrador.
Mi padre frustró mis planes contestándome que todas esas aldeas formaban no se qué agrupación. Vamos que nada de alcalde. Era previsible, porque ninguna de las dos o tres casas parecían ayuntamientos. Lo que pasa es que uno empieza a imaginar y no repara en detalles.
Una vez aquí pues… lo cierto es que la casa estaba aún en una versión muy 1.0 pero poco a poco y con toda la gente que al final se ha juntado bajo este techo poniendo su granito de arena, va tomando forma. La plantilla estaba formada por servidor, mi padre, su respectiva junto a hermana con hija y una familia de padre, madre e hijo de cuatro años que conoció la novia de mi padre mucho tiempo atrás y se consideran mutuamente familia. Haciendo recuento, ocho personas en un nidito de fines de semana para una pareja de ciudad. Es gracioso escapar de la ciudad para no tener atascos y encontrarte con que tienes que pedir permiso para cruzar el pasillo. En cualquier caso, yo no estoy acostumbrado a comidas con un índice tan alto de participación y sinceramente, me agobia un poco. Se me ocurrió preguntar que qué había de comer y me respondieron que fabada (sorprendente) y mi padre añadió que la fabada esta buena como haciendo presagio de si yo tenía alguna intención de poner impedimentos. Yo respondí con toda naturalidad y sin ninguna malicia que eso dependía de la fabada. Recibí represión verbal por parte de su novia, que me habló de los esfuerzos de su amiga en preparar la comida para todos y que no importaba si estaba buena o no, a pesar de que por lo visto era su especialidad, susceptible de que puntualmente un día podría salir ligeramente peor. No sé muy bien por qué, lo único que se me ocurrió decir fue “¿Entonces no estás de acuerdo en que la fabada está buena o mala dependiendo de la fabada?” En ese momento comprendí que las influencias de Gaia no se repartían por todos los seres equitativamente o al menos no reducía a todos los individuos al mismo nivel. El caso es que obtuve la primera posición de su lista negra del día, en mi opinión, inmerecidamente.
Al día siguiente, a la hora de comer y sin la presencia de los amigos-familiares que habían regresado a su hogar, nos dirigíamos en el coche a comer a un sitio que está a unos 20 km de aquí. En este trayecto y en la comida, la nueva sobrina de mi padre, hizo su actuación estrella.
Antes de nada, permitidme introducir algunos datos sobre ella. Es una niña de unos 12 o 13 años, culta e inteligente. La mezcla de unos progenitores matemático e historiadora, respectivamente. Educada en la filosofía de “ella sabe las consecuencias, a si que haga lo que quiera” de la cual yo soy muy partidario pero creo que en vista de los resultados, el método aplicado por sus padres y el que aplicaría yo no son tan convergentes como la conclusión. La niña es silenciosa, se mueve con cautela y no hace excesivas muestras de alegría. Se dedica principalmente a leer, se despierta a las 8 de la mañana y lee, después de comer lee y antes de dormir, lee. En resumen, antes de leer, lee y después de leer, imagínatelo. Lleva siempre encima la trilogía de “Memorias de Idhún” que dice haber leído más de diez veces. Esto me lo dijo cuando al verla de nuevo con esos libros le pregunte si no lo había leído ya. Ella me explicó que efectivamente, pero que se lo leía de nuevo porque le duraban poco. Sugerí leer otro libro distinto una vez leído uno, pero insistió en que le duraban poco, como diciendo que no tenía más libros. Entonces yo le comenté el funcionamiento de las bibliotecas, que ella dijo conocer y que le gustaba tener los libros que leía, por lo que el préstamo no era adecuado a sus necesidades. Yo tenía entendido que las personas a partir de un nivel mínimo de inteligencia, aborrecían los actos repetitivos. Cada vez que intento establecer criterios generales para los hombres, alguien intenta sabotear mis hipótesis. Como aquella de que a los niños les gusta el Parque de Atracciones, porque una vez que iba a ir con mi prima le ofrecí acompañarnos y rechazo mi invitación porque, por lo visto, en el Parque de Atracciones hay muchos niños y eso no era de su agrado.
Dicho esto, volvamos al coche, al encuentro de nuestra comida, los cuatro escuchábamos la opinión de la criatura: “porque yo no entiendo por qué tenemos que ir tan lejos a comer, también hay restaurantes por aquí y no tenemos que ir en coche”, preguntaba “cuánto falta” y le respondían “cinco minutos menos que la última vez que preguntaste que cuánto queda”, entonces ella replicaba indignada “yo no he preguntado cuánto queda, he preguntado cuánto falta”. No pregunte cuál era la sustancial diferencia para no delatar mi ignorancia en el asunto. Comentaba sus crecientes dolores de cabeza, cosa que parecía intentar compartir con el resto. Su comportamiento me sorprendió para la idea que me había hecho yo de la habitualmente silenciosa niña, pero no me extrañó porque al fin y al cabo, es una niña. Sin embargo, una vez en nuestro destino, comentando el día anterior, la niña se quejó de que el pequeño de cuatro años no paraba de moverse, se le caían las cosas al suelo y todas esas cosas que asociamos a los proyectos de hombrecitos. No comprendo como ella se quejaba del pobre crío, cómo no se daba cuenta de que además de ser mil veces más molesta es para colmo infantilmente pedante. Por no hablar de que uno no se espera de una señorita educada que coja la comida, la pruebe, ponga cara de asco y la devuelva a su plato de origen. Aunque a lo que a comidas se refiere, ha mejorado, porque la última vez, celebrando el cumpleaños de su abuela se alimentaba de las palabras del libro que, como ya he dicho, no se separa. Los intentos de ofrecerle comida o arrancarle participación en la conversación, le suponían una grave interrupción en su lectura. Dios eligió bien dejándome el papel de niño pequeño en mi familia.
A media tarde paseamos felizmente por el pueblo y decidimos parar a merendar algo. Surgió la única conversación en la que me involucré activamente sin contar la vez que intenté explicar el funcionamiento de la TDT sin éxito. Todo empezó con un comentario que le hice a mi padre mientras paseábamos sobre el tono rojizo de los adoquines de la iglesia, cosa que yo nunca había visto en una iglesia católica, sin contar las modernas fabricadas con ladrillo industrial. Esta tampoco debía tener mucho tiempo porque estaba cementada y con los adoquines recortados al mismo tamaño. Mi padre no compartía la rareza que me produjo el tono rojo y por ello lo puse en común a ver de qué color había visto cada cual las iglesias católicas. Yo no tengo mucha idea del tema, pero la hermana de la novia de mi padre, antes citada historiadora, estaba de acuerdo en que de ese tono era inusual. Lo divertido es que la conversación degeneró en las variantes de la religión, con la aportación de la experiencia de la hermana de haber vivido en Alemania y de cómo ellos decidían activamente su religión porque se enfrentaban a la decisión de católico contra protestante. Yo no estaba de acuerdo, ya que como ella misma comentó en las ciudades predomina una confesión dependiendo de lo que el noble de turno decidió en su momento y también supuse que si los padres son de una confesión, por lo general los hijos confirmarían. Como aquí el absurdo de izquierdas y derechas. También aprendí que los calvinistas creen en la predestinación. Dios te elige para ser bueno o malo y punto, en vez de la elección de hacer el bien del catolicismo. A mí este enfoque, me sorprende que tenga seguidores porque para mí sería creer en un Dios que te ha condenado a ser un hijo de puta. Además de lo hipócrita que resulta estar más preocupado de aparentar que haces el bien y ocultar que de hacer lo correcto a pesar de los errores y una cuestión de exterior en vez de algo personal e introspectivo. Ellos por lo visto lo ven como una demostración constante del bien… Mi padre sólo repetía que los impuros a la hoguera y fin de la historia.
Luego recordamos el caso de Clinton, que por lo visto cometió un delito menor al haber practicado únicamente sexo oral con su secretaria (a pesar de que yo tenía entendido que el sexo oral era impuro, la penetración es algo mucho peor extramatrimonialmente). Ha quedado claro, de mayor a menor culpa: penetración en otra alcoba y después sexo oral independientemente de con quién ni dónde. Luego algo de la incorporación de mujeres curas y curas homosexuales, cosa que no comprendo porque teóricamente los curas no tienen que preocuparse de ese tema. Quizás les den habitaciones individuales o les meten en conventos con las monjas. No sé, yo cada vez veo más ventajas a los homosexuales.
Hablamos de que si el objetivo de la cárcel era pagar una deuda social o una oportunidad de redimirte, etc. Interesante pero ahora mismo, sin más relevancia.
Centrándonos de mi, que creo que me estoy dedicando poco protagonismo, lo cierto es que se está bien aquí, pero no más de tres días porque ahora cada vez que veo una televisión o algo me quedo embobado pensando con voz de E.T. “tecnología” y estoy demasiado aislado. En los ratos que descanso de estudiar no se qué hacer y doy vueltas en círculos por la casa como una paloma en el parque. Si me quedase un par de días más, seguro que me daba de chocazos con la pared. Mi padre me dijo que aquí dos semanas y yo le he conteste “¿Has visto El Resplandor?” ignoró mi intención diciendo que si quería ponerla que la pusiese.
Anoche para colmo no pude dormir y me pase hasta las cinco de la mañana viendo una y otra vez Eraserhead, lo cual, no ayuda, pero es la única película que tengo aquí.
Son curiosas las cosas que haces cuando te sacan de tus hábitos. Ahora cazo mejor las moscas que el de Karate Kid, que por cierto me he fijado que rodean los ojos de los caballos, tengo que investigar por qué. Por cierto, los caballos no son tontos, se ponen dos paralelos mirando en sentido contrario y se dan coletazos, aunque no sabría decir si es más o menos molesto que las moscas. También cómo están hechas las telas de araña exactamente porque tienen una resistencia a las altas temperaturas y a la tensión admirable. Lo desproporcionado de las heces de caracol…
Es divertido ver como mi padre verifica experimentalmente que el mejor ejemplo de cosas que no se olvidan en la vida es montar en bicicleta o hace esfuerzos inútiles cortando hierbajos en la parcela o limpiando el exterior de la casa, porque cuando volvamos estará hecho un desastre de nuevo, pero a él le gusta y eso es lo importante.
Creo que eso es todo y si no lo es me da igual porque ya me he cansado.

Diario abierto

Quizás algunos piensan que soy exagerado cuando establezco el nivel de surrealismo de mi vida en alto/muy alto o demasiado alto. Por ello y aprovechando que actualmente tengo más tiempo libre que tiempo, me propongo hacer un registro parcial y público de algunas de mis situaciones cotidianas. Lamentablemente, el término parcial ligado a público me impide mostrar implicaciones demasiado personales, eliminando los que probablemente son mis mejores argumentos de calificar mi vida como atípica (aunque no por ello piense que es más o menos interesante o si la cambiaría por cualquier otra o me pasaría al lado irracional de los seres vivos, vegetal incluido).