martes, 14 de octubre de 2008

Here comes your man

Cuando en 1989 parecía que la psicodelia había fundido ya del todo la creatividad de los artistas más estridentes, The Pixies sacan el Doolitle, un disco que con otro sonido podría pasar por Pop Rock usual, sin tener en cuenta las crípticas letras. Pero es ese “pasado de tuercas” lo que le hace ser tan especial.
Siempre me ha hecho gracia la canción de “Here comes your man” porque parece compuesta en un momento de bajón o en el que el efecto de algo se superpuso al de otro algo, cancelándolo como si de anti-materia se tratase y dejando tras de si una explosión de energía que es esa canción. Sonido limpio, coros femeninos con una voz de lo mas dulce y esperanzador...
Estaba yo sediento, hambriento y con la sensación de que nada de lo que me rodea puede satisfacerme, viendo alguna comedia con una risa seca de necesidad.
La melodía fresca y veraniega de esta canción me vino a la cabeza completamente fuera de contexto, hablándome de una larga espera y recordándome que podría tener reciente la sensación de estar en cualquier otra parte, más deseable que mi mazmorra, que podría guardar la huella de días largos y cálidos cuando no tener ninguna preocupación no sería motivo de alivio.
Pero lo que ven mis ojos, el aire rancio que respiro, no está mas que saturado en mi memoria para dejarme entender que simplemente, no es así.

lunes, 6 de octubre de 2008

Más vale solo que mal acompañado

Hoy según se llenaba el autobús esta mañana, intentaba evitar el disgusto de pensar que era lunes preguntándome cómo se sentiría una hamburguesa sabiendo que una vez fue algo compacto, íntegro, con forma y carácter propio pero se había esparcido mezclándose con otros cachos de carne para un final ciertamente desagradable. También me di cuenta que por otro lado, otros fragmentos de su ser estarían pensando lo mismo en otra hamburguesa y además, el resto de la hamburguesa a su vez pensaría que también una vez fue otro ser íntegro. La conclusión es que hay demasiados pensamientos redundantes entre la carne picada.
Mientras tanto, el autobús se llenaba hasta que en su límite de ocupación alguien se sentó conmigo. Tengo la sensación de que no soy un compañero de asiento agradable para el pasajero medio porque siempre mi vecina butaca es de las últimas en ocuparse. No tengo muy claro por qué. Parece ser independiente de si voy bien vestido o desarrapado, si tengo el morro torcido o una espléndida sonrisa, si leo o miro por la ventana…
Me gusta contemplar a la gente según entra y va mirando los sitios y sus ocupantes para decidir dónde se va a sentar. La gente busca:
a) ¿Un sitio cualquiera?
b) ¿Su plaza fija?
c) ¿Alguien que parezca contento?
d) ¿Alguien con buen aspecto físico?
e) ¿Alguien del sexo opuesto?
f) ¿Alguien bien vestido?
g) ¿Alguien de apariencia saludable?
h) ¿Alguien que tenga pinta de no oler mal?
i) ¿Alguien que no rebose de su asiento?
j) ¿Alguien de su misma raza?
Aunque preliminarmente, existen preferencias de zona puesto que la parte trasera es donde se supone que están los muchachos y los inmigrantes, mientras que las señoras de lo más alto de la clase media se sientan en las primeras filas como si se tratase de la cola de la pescadería.
Lo cierto es que a pesar de realizar el estudio cada mañana, sigo sin tener conclusiones claras. El estudio de zona parece cumplirse, pero más allá es un misterio. Personalmente, soy de plaza fija cuando el autobús está vacío, si no procuro sentarme lo más cerca de la puerta en la primera parte del autobús prefiriendo alguien que no invada mi asiento, que no huela mal, que no parezca tener intención de cotillear y preferiblemente de 30 a 40 años. También ligera preferencia por compañía femenina, salvo la discreción, generalmente, se ajustan mejor al perfil.
Volviendo a mi hamburguesa, me doy cuenta de que mi instinto augura una escasez de alimentos como única explicación a mi hambre insaciable y en ese instante, un señor mayor y corpulento, me hace compañía a falta de otra plaza libre. Lo malo del sujeto que ya está sentado es que no puede elegir con quien se sienta. Este individuo en concreto era extrañamente desagradable. El exceso de grasa siempre me ha producido un rechazo natural, pero lo sorprendente es que a pesar de mi pésimo sentido del olfato, podría reconocer la mezcla del olor a tabaco y a esa colonia de viejo imponente que te paraliza, no por su esplendor, si no porque esa divina fragancia estrangula el sistema nervioso. Desafortunadamente, conozco bien esa colonia. Por eso me veía en perfectas condiciones de imaginarme qué clase de hombre llevaría un pantalón fino con una camisa horrible, esa colonia en grandes cantidades y medio kilo de humo pegado a la ropa.
Lo único que está claro es que hay demasiada gente rodeándome por las mañanas y que más vale solo que mal acompañado.

jueves, 2 de octubre de 2008

Suena "Take me somewhere nice"

Hoy llevo un día que me da la sensación de estar poniendo a prueba mi ánimo. Ayer perdí los nervios y hoy a base de tranquilizantes creo que voy a terminar anticipando la fase depresiva de mi ciclo anímico.
Todo esto, ¿Por qué? Digamos por ejemplo que a pesar de la noticia de tener un horario terrible, te regalan un par de clasecitas las dos primeras semanas de 8 a 10 de la tarde/noche cuando a la mañana siguiente tienes que levantarte a las 7 es suficientemente desagradable como para encabronarse, si para colmo el profesor llega un cuarto de hora tarde y encima para terminar la clase te retiene ahí haciéndote perder el autobús y llegar a las mil a casa provoca que quieras comerte al primero que se cruce en tu camino sin tener muy claro si es por hambre o por liberar almas humanas.
Una vez más toca alimentarse a base de bocadillos, el tiempo libre es tiempo muerto y el de estudio insuficientemente eterno.
Como terapia de hoy: Black brick road de Lake of Tears , por no escuchar el Forever Autumn, un disco precioso para el día en el que te guarden en una caja. Por otra parte Come clarity de In Flames, que tampoco dicen nada alegre y finalmente Rock Action de Mogwai para escribir esto con total tranquilidad, para no mentar a toda la familia del simpático que me tuvo lejos de mi refugio más de la cuenta.
Por lo demás… al planificarme este cuatrimestre intento evitarme preguntar si va a pasar algo bueno. Digamos que las expectativas son agridulces, demasiados altibajos y “no hay mal que por bien no venga” y ese deseo de ver el mundo entero en llamas.

Es curioso porque el otro día oí a alguien decir algo como “es que el mundo se va a acabar y ¿qué voy a hacer yo?” probablemente solo fuese un comentario intrascendente, pero yo sigo dándole vueltas sin consolidar ninguna interpretación. ¿Exceso de optimismo? ¿Un ego absoluto? ¿Ingenuidad? ¿Una frase extrañamente formulada queriendo transmitir la intención de evitar tal desastre sin saber cómo? Ni idea, pero lo cierto es que me gustaría verlo. Simple curiosidad.
Han pasado tantas cosas últimamente… cuando me encierro en la habitación parece como que el mundo deja de girar y en cierto modo no es tan falso porque cuando sales todo sigue ahí. Quizás sea como cuando te hablan de cosas de las que no tienes ni idea como “esta raqueta de tenis es mucho mejor que esta otra…” ¿Qué me estás contando?, sería distinta si estuviese hecha de papel. La indiferencia por el resto evita reparar en detalles o cambios. También se puede decir que para desgracia de nadie, he simplificado mi vida a niveles insospechables. ¿Lo extraño? Evidentemente, que no desaparecen las complicaciones.
Pues eso es todo y mañana seguiré diciendo chorradas hasta que tenga algo inteligente que ofrecer al mundo.