lunes, 24 de noviembre de 2008

Ecos de Avalancha

Creo que fue en 1998. Podría mirarlo, pero así suena más como una historia casi legendaria de algún viejecillo. Los Héroes hacían lo que en su momento parecía una despedida y Bumbury entre tantos delirios, imitando estúpidamente la forma de hablar latina, sudamericana o como quiera llamarlo cada cual, después de tocar Avalancha, anticipaba el final de su concierto pronunciando estas palabras:
“Eso es todo amigos, hasta siempre. Que os vaya bonito”
Como tantas cosas en mi vida, seguramente dijo eso como podría haber dicho cualquier otra cosa, pero yo lo he mitificado en mi interior como si fuesen palabras sagradas.
Escuchando esto, yo miraba por la ventana del tren, con la mirada perdida, sin ninguna esperanza de que el paisaje pudiese formar parte de mi en ningún momento ni que tuviese la capacidad de sorprenderme. Una imagen desgastada, aunque no sabría decir si por mis ojos o por sí misma. Al escuchar esas palabras me estremecí, porque entendí muchas cosas. Si hubiese dicho “que os vaya bien” o “que os divirtáis” o cualquier otra cosa salvo “bonito”... pero no fue así.
Es difícil de explicar, pero en ese momento sentí que valía la pena caminar por la vida aun teniendo que llevar todo el peso del mundo encima. Fue una especie de revelación que insinuaba de alguna forma que lo que de verdad tiene valor no es disfrutar o que todo salga bien, lo admirable es rendirse al propósito estético que trazan nuestras vidas, aunque no seamos capaces de ver semejante cuadro y día tras día condenemos nuestras cargas. Supongo que es tarde para descubrir que esas cargas forman parte de lo que somos, pero para cuando eso no sea suficiente, confío en tener este nuevo refugio.